Perro Indio desembarcó en la Docta por vez primera, 06/07/24
Por el Juancho Mazzeo
@largavida.alrock.radio
La primera señal fue el 22 de junio, en el mural que hizo el Javi y sus secuaces para el banquete en el Kempes, donde aparecía “Perro Indio 6 de julio”. Si bien mi memoria es frágil, me quedó esa info dando vueltas en la cabeza, y se convirtió en algo recurrente, como oleadas que me recordaban esa fecha. Hoy confirmo que no eran oleadas, eran ladridos.
Comienza julio y el sábado 6 se organiza una movida local para ayudar a unos merenderos que la vienen pasando mal por los tiempos violentos que corren y porque siguen SIN repartir los alimentos esas ratas que están en la rosada. Por cuestiones diversas, el lunes 1ro se decide postergar la actividad (no la colaboración para los merenderos, que es urgente y en esa estamos) y le escribo a Aldana, que maneja la parte de prensa de Cruz Diablo, una productora independiente y de abajo, “el sábado voy a cubrir a Perro Indio, anotame”. Listo el poio.
Y ahí empieza otra historia, porque yo creía que ya había pasado algunos temas de la banda en el programa de radio y cuando me pongo a buscar en el exel que tengo (sisi, parezco un ex ministro con el exel, ja) con las bandas y el programa en el qué salió, resulta que no estaban, que capaz que lo imaginé en algún delirio pero no, no había presentado a Perro Indio en la radio. Así que me puse a buscar algo en la matrix y, en una de las redes, me aparece una foto del Negro Gamboa guitarreando con Rodrigo Alvarez, y de esa imagen paso a escuchar Calma. Y ya no hubo escape a la jauría.
El jueves mando mensaje a unos personajes locales para ver si querían ir y el viernes me confirman que van, el Rubio y Franco. En el mientras tanto, me recorrí toda la discografía y algunas entrevistas. Porque para mí, la palabra se sostiene con el cuerpo, y lo que se canta debe tener cierta coherencia con el andar, sino es chamuyo para el negocio y poder vender tu arte al mejor postor. Todo arte ES político.
Los changos me dicen que llevan unos sanguches de mila y que 4 y media están listos. No me conocen, aunque ya le hice fotos al Rubio tocando la viola con su banda, o compré algunas veces en la rotisería que tienen con Franco, así que en las casi dos horas y media de viaje desde el noroeste cordobés hasta la docta, se pasaron volando entre anécdotas de recitales, de la vida misma y escuchando los discos de Perro.
Llegamos a la puerta de Pétalos y nos encontramos con el Rodri, con su sonrisa y su agradecimiento por estar ahí. Hablamos 5 minutos, una foto (saben que no me gusta salir en las fotos, pero esta vez no pude esquivar) y entró para probar sonido, mientras comenzaban a llegarse algunos personajes que suelo cruzar en otros recitales y el friasononón de la ciudad se hacía sentir. Pasé a preguntar si podía hacer unas fotos en la prueba de sonido mientras colgaban los trapos de Lafe, Morón, Mataderos, Claypole, y fui saludando al Gonza de Cruz Diablo, a la gente del lugar y al Ariel, que contó varias veces las remeras hasta que pudo venderme una, ja!
Con más de un centenar de personas, 10 menos cuarto de la noche arrancó el concierto: El renacido, El sendero, Mente inquieta, La raíz, El ladrido de tú voz, Rutero, La oveja negra, Largo camino al sol, Historias nomás, Perdido, Fuego interior, En silencio espera, Nuevos vientos, Van a ver, Malabar, Mi rancho, Jugando con el destino, Decisiones, Calma, Alma simple, Atesorar y contemplar y El recuerdo.
Dos horas para la primera presentación en Córdoba de Rodrigo Álvarez, Sergio Cóccaro y Cristian Gauna con Perro Indio: un recital increíble, una banda que suena muy ajustada y que en vivo potencian los discos de estudio.
Hay bandas que te llegan en “ese” momento en que tiene que llegar y ¡pum! Patada en el pecho con las letras, con la música, con todo. Disfruté mucho del recital, un sonido que potenció a la banda, sin fallas, un clima muy de amistad, de familia. Son tiempos complicados para las bandas que quieren salir a la ruta y tocar más allá del conurbano bonaerense, más allá de que las redes sociales permiten el poder descubrir nuevos sonidos, el rock necesita mostrarse en vivo. Por eso sostengo que hoy es momento de bancar a las bandas autogestivas y a las productoras independientes. No son tiempos fáciles, y nunca fue fácil para rock que le pone el cuerpo a las causas sociales, que es sensible con las injusticias de los poderosos. No, sabemos que nunca fue fácil, y menos ahora. Pero tenemos ejercicio y memoria para ser trinchera, refugio y utopía.
EL viaje de regreso pasó al toque, una ruta 38 casi desierta y llegar a Cruz del Eje para preparar un ferné y comer la otra mitad del sanguche de milanga, mientras veíamos unos videos de la H y de Iorio. Es que la primera canción que me viene a la bocha con calles desiertas es “la ciudad dormida y el anda aún…”
Cuatro de la mañana y antes de dormir seguía pensando “qué buena banda”.
“El ladrido romperá los muros y se hará oir en las inmensidades
El grito del indio viajará en el viento y acobijará las almas
Que nada te detenga”
Mi historia con Perro Indio recién comienza. Pd: gracias a la banda de Cruz Diablo Producciones y a meter el pecho a lo que venga, apostando al under, que, como dice mi amiga Caro de Merlo, no es para cualquiera.