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Mis raíces, mi canción…

Crónica de un festejo anunciado: Cabra da Peste en Marcos Paz 13/07/24

Por el Juancho Mazzeo

@largavida.alrock.radio

Cuando buscamos la definición de “autogestión” en la matrix salen varias respuestas (recordemos que la “matrix” NO es neutral, tiene intereses económicos detrás y un objetivo de manipulación y construcción de formas de pensar) entre las que se destacan: 

sistema de organización empresarial en el que los trabajadores participan activamente en las decisiones sobre el desarrollo o funcionamiento de la empresa;  

a diferencia de los enfoques jerárquicos, donde las decisiones fluyen de arriba hacia abajo, la autogestión promueve una estructura organizativa más plana. En este modelo, los empleados tienen la libertad y responsabilidad de tomar decisiones relacionadas con su trabajo, fomentando la autonomía individual y la colaboración interna.

esta modalidad organizativa significa que el papel de la coordinación y la cooperación entre los agentes está priorizado sobre las jerarquías y las relaciones de poder.

Cabra da Peste es un grupo de música que camina por la “autogestión”, y eso tiene un costo y una demanda social.

Es que al “poder” no le gusta perder el control sobre nuestra forma de pensar, y siempre va a buscar tentarte, o como dice Silvio “El que siga un buen camino tendrá sillas, peligrosas que lo inviten a parar”, esa tentación de ser exitosos desde una lógica de mercado, tic tac efímero, masivo, ofrecer el arte como producto de mercado, vender, facturar y el show debe continuar. Y cuando el arte, que ES político, te ofrece miradas y lecturas desde perspectivas diferentes a las lineales de los medios masivos de (des)información, te aporta herramientas para construir un pensamiento crítico, reflexivo, una forma de pensar que es incómoda para ciertos grupos de poder.

Hacer 850 km desde Cruz del Eje hasta Marcos Paz en tiempos violentos para ser parte del segundo microestadio realizado de forma autogestiva por una banda que me enamora cada día más, porque me sigue demostrando que hay otras formas de ser y estar en la vida y porque no la caretean: lo que se transmite, son y hacen.

Luego de una parada técnica en la república de Pavón, sur de la narcoprovincia de Santa Fue, para alimentar el cuerpo y descansar en casa de mi hermana, el sábado 13 de julio el forcito rumbeó para el SAPA, la Sociedad Atlética Pabellón Argentina, en una mañanita helada, con sol y pronóstico de fiesta. Autopista a la ciudad de la furia, control policial en San Nicolás, requisa del auto buscando armas y sustancias prohibidas, “siga siga” me dice el oficial. Ruta 6 y seguir andando, reconociendo lugares que aparecen en los trapos de los recitales, repasando la discografía de la Cabra e ingresar al territorio que el Negro tantas veces nombra y que, hasta ahora, sólo tenía como referencia que ahí existe una cárcel.

Llegué al SAPA y me encontré con la familia da peste a pleno, en un club hermoso, un estadio con el escenario armado y la escenografía en proceso de construcción. Unos mates y a dar una mano en lo que sea. De a poco el barrio se fue transformando para recibir a las tribus de diferentes lugares de la zona, de otras provincias y de la patria grande, dando cuenta de que el “boca en boca” sigue funcionando y que la música tiene una llegada que la propia razón nunca entenderá.

Mientras se iban colgando trapos y se finalizaba la prueba de sonido, se pulieron detalles de la escenografía y el estadio ya estaba casi a punto caramelo, situación que iba a llegar al límite cuando se conocía la noticia de “¡vendimos todas las entradas!”. Ustedes no se imaginan la felicidad que me invadió por la banda en ese momento.

Mientras el Emi daba los toques finales al mural de la entrada, los pibes de Episteme nos regalaron un puñado de canciones para ir entrando en calor. La banda de Mataderos formada por el Fede, Damián, Franco y Bruno siguen presentando temas propios mientras esperamos el lanzamiento de su primer disco. Buena lista de temas, buen sonido y mucho rocanrol, con una armónica que ofrece un toque distinto y potencia lo que ofrecen, permitiendo disfrutar de la previa mientras se iba colmando el lugar. Banquen a las bandas de abajo, acompañen, paguen una entrada, no sean caretas que no alcanza con el “me gusta” de la matrix, pongan el cuerpo y vayan a ver a las bandas del under.

El barrio era una fiesta con murgas, trapos, fuegos artificiales, música, abrazos y mucho corazón, y a las diez de la noche estábamos casi todes adentro y los vientos ya estaban templados para dar inicio al concierto. Cerca de las 22.45 Cabra da Peste ingresó por el medio de la multitud caminando hacia el escenario para que las más de 1200 almas comenzáramos a festejar: intro, Mal en karma, La jaula, Todas las ratas, Nochecitas de San Marcos, Quién, Pá que baile (con la Negra), Ironía, Hermanos, Latino, Cuanta policía, Malabares, Candombe marginal, Cien días, El secreto, Río de Janeiro, Semilla. Un respiro para unos acústicos con dos canciones del Lijón (Qué fui y Entre risas corazón, la primera fue con un par de lágrimas recordando a mi vieja, gracias Lijón!), para luego seguir con Santiago, Raíces y volver a la distorsión: Artemisa, Ojalá, Sobre las balas derramadas, La terraza, Libres, Entre la risa y el dolor, Las voces del barrio, Bus al norte, Costilla, Ningún pibe, Argentina, Abstinencia, Cambios y La vida siempre.

Gran laburo en el sonido y las luces que, junto con la escenografía (el telón que hizo el Emi fue hermoso) multiplicaron el amor que la banda ofreció desde el escenario.

Sigo insistiendo, como me dijo el Niko Viña “vení a ver a la Cabra, no te vas a arrepentir”. Y así fue, no hay vuelta atrás con esta familia que construye desde la horizontalidad, el respeto, la palabra y el amor, y se multiplica sin invadir y sin tranzar.

Yo acompaño ese andar, haciéndome cargo de las expectativas que uno deposita en les artistas, que son humanos y con sus contradicciones como cualquiera, pero que vienen transitando un camino que a mí me seduce y me invita a acompañar. Y sí, todo arte ES político, y como toda creación artística, es algo que te rescata de las caídas y te sostiene con las redes de amistades que vas conociendo en la ruta. O en el sendero, como las cabras.

“(…) llaman autogestión a la constitución y funcionamiento de instituciones o comunidades basadas en la autonomía y en la capacidad de decisión de las personas. ​ Por ello podemos asimilarla también a una democracia de calidad​ o a una suerte de participación integral. La autoorganización de las personas productoras en cooperativas es otra plasmación histórica de la autogestión. Las cooperativas de trabajo o de producción llevan casi doscientos años demostrando que las personas trabajadoras pueden gestionar las empresas sin el patrón.​ Hay numerosos casos sobre la recuperación de fábricas por parte de sus empleados, una situación que es común en épocas de crisis económicas como la que sufrieron varios países a fines del siglo XX y principios del siglo XXI.​”

Nos vemos la próxima.

Y además de todo, será música, sobre todo, música… aquí estamos…

Pd: gracias a toda la familia da peste por permitirme compartir una gran fecha.

Pd 2: a la cabrita que anda por el norte, oiga, se la extrañó, pero siga su camino, usted ya sabe  que tiene una banda amiga que le aguanta el corazón.