Eruca Sativa volvió a La Docta, 25/10 Club Paraguay
Por el Juancho Mazzeo
@largavida.alrock.radio
En mi exilio cordobés, allá por 2011, mi amiga la Flaca me dice “escuchá esta banda, la que canta es de Santa Fe, y suena bien”. Busqué algo de info y, creo, que era una entrevista a Lula de cómo había llegado a la música, y ella contaba de su madre maestra, y de su abuela, y de haber conocido a León Gieco. Y eso me llamó mucho la atención y comencé a prestarle atención a ese trío llamado Eruca Sativa, pero ahí nomás. Es que, siendo un cabeza de termo machista, no daba para escuchar e ir a ver a una banda de rock con una mina cantando, no era muy de macho. Años después, con el Ni Una Menos irrumpiendo en la sociedad y en nuestras cabezas de termo, sumado a las denuncias por acoso y abuso en el mundo del rock, comencé a prestar atención a lo que pasaba musicalmente en las provincias, más allá de la General Paz, con las artistas femeninas y disidencias, buscando música para diversos programas de radio en los que participaba. El programa de radio que hice durante la pandemia, “La lucha, la tiza, el sueño” (un programa de y sobre pedagogía), desde la radio en la escuela Normal de Cruz del Eje terminó de dar envión a la incesante búsqueda de voces de mujeres y disidencias en la música y las provincias, abriendo un abanico de tonalidades y ritmos realmente increíble. Y ahí me encontré con la otra Bertoldi, con Marilina, de quién ya tenía algunas melodías en la cabeza, y que, al descubrir a Lucila Cuevas, me hicieron volver sobre la Bertoldi primera, Lula. Y Eruca Sativa se convirtió en una necesidad de ver en vivo.
En la búsqueda y promoción de bandas de rock de mujeres y/o con voces femeninas, me encontré con otra banda, Lava Andina, y ¡apa! ¿cómo suenan eh? Y resulta que sale el concierto del viernes 25 en el Club Paraguay. Y ahí fuimos.
Viernes 12.30 salgo de la escuela, alimento mi abdominal, una siestita y el forcito encara nuevamente para La Docta por la 38. Ingreso por ruta 20, bastante cargada, con algunos “colapinto” a los que les importa un carajo poner luz de giro o pasar por la derecha, bajo por la Julio Asesino Roca, y antes del Paraguay doblo y un chango me hace señas para que estacione. Listo, 18.30 estaba escuchando la última parte de la prueba de sonido de Eruca.
A las 19.30 abrieron las puertas y fui a tratar de conseguir una pulsera que me habilite para hacer fotos desde el vallado, fracasando con todo éxito. Pero bueh, ya estamos curtidos en esto de hacer fotos desde el público, situación que no es la más apropiada para las coberturas de recitales y que, ante de negativa a les fotógrafes para acceder al vallado, intentamos hacer las mejores imágenes posibles, esas fotos que te lleven ahí, a “ese” lugar.
Apenas pasadas las 20hs, con un Paraguay con bastante público, subió al escenario Lava Andina, la banda de Paz Aravena, Guille Giacagglia, Cons Lemmeh y Pauli Villasuso, para deslumbrarme con un hermoso recital por algo más de media hora: Trincheras, Miradas, Blues, Abejas, Sueño, Casi, En mi lugar y Cansada. Lista con temas que ya circulan en la matrix (busquen, pase, vean y disfruten @lava_andina )y que llevaron a la nominación del cuarteto como “Banda Revelación de Rock” en los Premios Cieya 2024, donde se reconoce a la música y artistas cordobeses.
Realmente me encantó ver en vivo a una banda de la nueva generación del rock, que suena más que bien, con una gran base, dos guitarras que deliran y letras comprometidas con los estados de ánimo y situaciones que elles viven en lo cotidiano. Y un juego de artes visuales en la pantalla del fondo que fue fantástico, más allá que a les fotógrafos no nos agradan algunos tonos de la iluminación, jaja. Hay que bancar de forma presencial a las bandas emergentes, no sean caretas, no alcanza con el pulgar arriba, hay ir y bancar en vivo y en directo. Qué buen recital. Ufff. Sonrisa de oreja a oreja.
Las luces se apagaron a las 9 de la noche, porque “Eruca cumple” con el horario, gran frase para una próxima gira, ¡ja! Y el trío salió hermosamente a la cancha con los tapones de punta: Eso no es amor, Fuera o más allá, Eco, Sorojchi, El balcón, Una vida, Para que sigamos siendo, Por quienes vendrán, Somos polvo, Tanto, Caparazón, Japón, Canción urgente, Chacarera del primer día, Creo, Amor ausente, Sola en los bares, Nada salvaje, Inercia, Magoo, Abrepuertas.
Me encanta escuchar a Brenda cantar, además de ser una grosa en el bajo, y son muy buenas esas versiones acústicas sin bata, porque se aprecia el disfrute de Gabi con la viola y ese cruce de miradas cómplices, como niñes jugando en la plaza. Y eso se transmite, nos hacen sentir bien, vivos, esas versiones que invitan a explorar nuestros sentires, nuestros estados de ánimo, jugando con lo visual, con frases que impactan y que no podemos hacernos los giles con situaciones que nos toca vivir como sociedad: desde los incendios hasta la lucha por la educación pública, pasando por la Memoria, Verdad y Justicia y el reconocimiento a Las Pibas y el Pogo para hacer de los recitales un lugar amable y seguro con las cuerpas.
Y sí, todo arte ES político, y Eruca no le esquiva a ese tema, sino que lo reivindica con orgullo. Aplaudo y banco esa postura.
Vuelvo por la 38 sonriendo, escuchando a León “si vas hacia el centro, de este verde lugar, encontrarás mi pueblo, donde nací…” y sonrío pensando en mi pueblo, mis viejos, en esa llanura que atravieso cuando voy por la autopista desde Córdoba a Rosario y veo algún cartel que indica “Sunchales” y digo “las Bertoldi” y busco alguna canción de Eruca para escuchar en el viaje.
Sigo viaje rumbo a Cruz del Eje y sonrío, porque en estos tiempos violentos, seremos primavera.