Don Osvaldo en el Anfi de Rocksario.
Crónica y fotos del Leo Ayoroa (@leoayoroa87), exclusivo para “El rock ha muerto, larga vida al rock!!!” (@largavida.alrock.radio) en la Radio central Ferroviaria de Cruz del Eje.
Fiel a lo que pienso y siento, entiendo que escribir una crónica de un recital, no puede reducirse a solo las horas del espectáculo. El ir a un recital, para mí, siempre fue más que el solo presenciarlo. De pibe, no porque ya no lo sea, siempre disfrute mucho el proceso: el conseguir la guita o el que llegara esa bendita acreditación que le diera un guiño a mi escueto bolsillo. El tomarme el colectivo o los remises gariteros desde Arroyo Seco a Rosario, que suplicio viajar en la época del TIRSA, solo (un montón en realidad) para hacerme de esa entrada, que luego adornaría una carpeta, la ventana de la pieza, o reposaría, hasta hoy, prolija en una caja como testimonio de lo vivido. Ver con ¿Quién de ese pequeño universo cercano pintaba ir? y ¿en qué? Normalmente en bondi. Algunas veces tuvimos suerte, no mucha, pero suerte al fin, y al negro (Juan) su viejo, “Pepe”, le daba la chata con la que trabajaban, una Chevrolet C10 Modelo 70 de color verde. Eso sí, primero había que pasar a cargar gas, a nafta no había manera de hacer rentable el viaje, y luego si, una vez alimentada la bestia, ya encarábamos para Rosario, que era mayormente, nuestra cita rockera de los fines de semana.
Después de todo este preámbulo, cargado de nostalgia, voy a contarles los acontecimientos que hoy me llevan a sentarme frente a una hoja o una pantalla en blanco, e intentar escribir una crónica del cierre del año de Don Osvaldo en Rosario, en el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito:
Jueves al mediodía, almorzaba en la fábrica donde trabajo, mientras transcurría una semana complicada, donde los mensajes o llamadas que llegaban tenían poco que ver con demostraciones de afectos o cariño por las venideras fiestas, sino más bien, eran reproches, por decirlo de manera decorosa, de clientes, por los atrasos de entrega que estamos teniendo. Por suerte, llega un audio de Juan, – Listo cabeza, ya estamos adentro- . Luego una risa, y de nuevo su voz – anda afilando el lápiz para escribir la cobertura -. Después de esto, llegar al finde, fue más fácil.
Ya el sábado me levante temprano, monitorie mi grado de ansiedad, y el resultado, fue de niveles altísimos. Empecé a revolver mi cabeza y la caja, esa donde se guardan las entradas viejas, y encontré, nada más y nada menos, la acreditación de prensa y la gacetilla con lista de temas de la única y última vez que pude cubrir a Callejeros: 18 de diciembre de 2004, Excursionistas, la presentación de Rocanroles sin Destinos. En la parte inferior de la gacetilla, debajo de la lista de temas, se lee: PROXIMAS FECHAS 28 – 29 Y 30/12 – REPUBLICA CROMAÑON. Se me escapan algunas lágrimas, otras las pude contener. Ahí caí, pasaron casi 20 años de esa cobertura y casi 20 años del episodio más triste de nuestro rock nacional. Tan cerca y tan lejos a la vez. Recordé algunas tardes/noches posteriores a la “masacre de Cromañón” donde nos juntábamos con algunos pibes y pibas que solíamos frecuentar bares y recitales de rock, ahí, en la esquina de Tucumán Y Mitre (Rosario) en la plaza “De la Cooperación”, para nosotros la plaza del “Che”. En esos encuentros charlamos, nos escuchamos, recordamos a los que ya no estaban, ni están, e intentábamos entender como carajo había pasado. Más allá de algunas apreciaciones diferentes al respecto, teníamos y tenemos una certeza:
NI UNA BENGALA, NI EL ROCK AND ROLL, A ESO PIBES LOS MATO LA CORRUPCIÓN. LA MÚSICA NO MATA.
Hoy quiero aprovechar estas líneas para seguir pidiendo justicia por las 194 víctimas de Cromañón; por l@s 17 pib@s que lograron salir con vida de ese infierno y luego decidieron quitarse la vida; por los amig@s y familiares que arrancaron esta lucha, pero no pudieron ver sus frutos.
Para visibilizar que aun la ley, ya aprobada hace 2 años por ambas cámaras, que permitiría expropiar los inmuebles que eran parte de Republica Cromañón para generar un espacio para la memoria, para concientizar a las nuevas generaciones, no se ha efectivizado ¡¡todavía!!
Recordar que el estado, responsable de lo sucedido, debe hacerse cargo, no puede quedar alma atravesada por “La masacre de Cromañón” sin asistencia y sin un acompañamiento digno.
Voy a intentar retomar la Crónica del Sábado 14.
El mensaje de la productora, enviado por Juan, era claro, las acreditaciones se debían retirar entre las 20:30 y las 20:45. Algo antes de las 20:30, estacioné el auto sobre la bajada de calle Pellegrini, subí las escaleras que dan al Parque Urquiza y ya se desnudaba, a mis sentidos, un mundo lleno de música, colores, olores. Una noche, que además de calor y sed, prometía mucho rock and roll. Me acerque a la boletería, consulte por la acreditación y me enviaron a la zona donde se había dispuesto el ingreso al recital. Del otro lado de las vallas veo dos chicas, decido consultarlas por mi acreditación. Una de ellas, muy atenta, se presenta, me dice, soy Pilar de la productora Dosdosuno, me pregunta el nombre y el medio, contesto orgulloso, Leandro Ayoroa de “Larga Vida al rock”, saca de su bolsillo una entrada, me la entrega y les solicita a los muchachos “grandes” que cuidaban …las puertas del nuevo cielo… que me facilitaran el ingreso.
Sobre el escenario flotaba una luna redonda nítidamente blanca, literal. A veces algunas nubes lograban opacarla, pero solo un poco y por corto tiempo. A los costados del escenario, dos pantallas gigantes iban acompañar la pantalla principal, que se encontraba en el centro del mismo. El marco del escenario parecía delimitado por unas telas que simulaban alambres de púas. El “Anfi” de Rosario, en esta época, tiene esa magia, por la noche, la luna termina siendo la anfitriona o quizás un espectador más en la velada.
La esperaba transcurría entre temas de La 25 y Los Redondos, acompañados por los cantos y aplausos de los que iban colmando el Anfi. A las 21 hs, sobre las pantallas laterales, aparecen los primeros anuncios de seguridad del espectáculo. 21:10 sucedió el primer cantito de guerra …Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta voto a Milei…, el publico se hizo escuchar al unisonó.
Ya cuando la sed era mucha, pero el bolsillo no acompañaba la demanda de los mercaderes de turno, 6 mil la lata, la banda lidera por Patricio Santos Fontanet nos recibía con “Bienvenidos”, primer tema de su último disco “Flor de Ceibo”, rápidamente llego el primer hit de Callejeros de la noche “9 de Julio”, seguido de “Flores por piedad”, para luego retomar la mística callejera con “Ojala se los lleve el viento” y gritar …Esta piedra se mueve y aunque me pese, también me muevo yo… con un Anfiteatro que vibraba por completo, pero empezaba a notar, que algo no andaba del todo bien con la voz del Pato. Siguió “Rotos y descocidos”, el Pato hizo un párate, para disculparse y contarnos, que, durante su gira por España, donde visito al Papa Bergoglio para entregarle el libro ““Voces, Tiempo, Verdad” de la Organización NO NOS CUENTE CROMAÑON (NNCC), que intenta reflexionar sobre lo sucedido la noche del 30 de diciembre en Once, ante el inminente 20 aniversario, termino contrayendo una neumonía que le estaba haciendo complicada llevar la actuación y que iba a precisar una mano para terminarla. De ahí en más, podemos decir que, el show fue sostenido por la gran banda que es Don Osvaldo y la fidelidad de su público, que no dejo de cantar hasta terminado el recital. Al pedido de auxilio del Pato, le sucedieron “Mis Latidos”, “Vasos”, “Un lugar perfecto”, “Ilusión” y “Vaivén”. El Pato volvió a agradecer a Rosario y a su público por la banca y nos regaló ese gran tema de Callejeros que es “La llave”, con una particularidad, dentro de la misma canción incluyeron fragmentos de “Rock para el negro Atila” y “Todo preso es político” de la banda liderada por el Indio Solari. Algo extasiados ya, y asumiendo que la noche no era como la habíamos soñado, por la ausencia casi total de la voz del Pato, que seguía intentándolo desde arriba del escenario, se siguió cantando. Fue el turno de ”Lo que se dice, lo que se hace”, “Cristal” y “El nudo”. Llego “Tan perfecto que asusta”, canción de Callejeros del disco “Roncanroles sin destino”, que parece haber sido concebida como un preludio de lo que iba a vivir la banda de Celina …Es tan perfecto que asusta, nunca es justa la felicidad. Sabe elegir lo que cuesta más. No cualquier suma sin restar… Ya casi transcurrida la hora y media de recital, sabíamos que mucho no quedaba, pero, seguramente, sería lo mejor. Aparecieron los primeros acordes de “Dos secas”, seguidos de “O No”, “Puede” y “Morir”. Luego, por un rato, se retiró toda la banda, a excepción de Gabriel Jerez (Teclados) y Leopoldo Janin (Saxos) que se quedaron zapando sobre el escenario y nos regalaron una hermosa versión de “Naranjo en flor” que algunos amantes del tango (los menos jóvenes), supimos acompañar cantando algunas estrofas. Ya pasada las 23 hs, la formación de la banda volvió a completarse sobre el escenario del Anfi para ya despedirse de Rosario y cerrar el año con mucho rock and roll de la mano de “Una nueva noche fría” y “Suerte”, donde, todos los presentes, volvimos a sentir …la suerte de encontrarte alguna vez. Y sentir que para casi todo hay solución. Verte y festejar…
No quería terminar, sin dejar un comentario muy personal. Vi algunas publicaciones donde la gente estaba enojada con el Pato por no haber llegado en condiciones para cantar esa noche o no haber reprogramado el show, lo cual me resulta comprensible, además, quien soy yo para cuestionar a otres, y más, si en algún momento llegue a sentir algo similar. Eso sí, elijo quedarme con la idea del milagro, que es, que Jorge Lamas y el Pato sigan subidos a un escenario compartiendo su música y sus letras, dando esa pelea diaria, de estar acá, después de lo vivido … ¿Puede mi infierno ser mucho más fiel que tu cielo?…
Pd: gracias Dos Dos Uno Prensa por la posibilidad de realizar la cobertura a un medio comunitario del noroeste de Córdoba
Pd2: la noche del 30 levantaremos nuestras copas en memoria de los pibes de Cromañón, exigiendo Justicia. El Arte NO mata, el arte rescata y te permite continuar andando.